Emprendedores de este curso 2016-2017: Dos leoneses y la cerveza Coronita
Emprendedores de este curso 2016-2017: Dos leoneses y la cerveza Coronita
Iztiar nos presenta a un familiar :
NEMESIO DIEZ (1909 – 2000)
La historia de Don Nemesio es la historia de un hombre decidido a
tomar el control de su destino, un empresario que apostó por plantar cara a las
decisiones que le podían venir dadas en su entorno familiar y forjar así su propio
camino, un camino que ha servido para desarrollar una obra empresarial y crear
más de 25.000 empleos ligados a la distribución de una de las grandes empresas
cerveceras mundiales, el Grupo Modelo.
Nació en el pueblo leonés de Portilla de la Reina el 19 de
diciembre de 1909, en una familia humilde siendo el mayor de 8 hermanos y llegó
a convertirse en empresario ejemplar del Grupo Modelo y rey de la cerveza con
la etiqueta Corona, la mexicana más popular dentro y sobre todo fuera el país,
pues siempre aparece entre las cinco marcas más vendida en el mundo. Conocida
es la anécdota de que en España tiene que comercializarse bajo el nombre
Coronita la ya existir una marca registrada anteriormente con la denominación
por la que se la conoce en el resto del planeta
·
VIAJE A MÉXICO
Después de renegar del destino que le
deparaba en su pueblo natal, a Nemesio le surge la oportunidad de embarcarse en
un viaje a México de la mano de un indiano (emigrante de la tierra a las
Américas) amigo de la familia. Nemesio viaja durante 1 mes cruzando el
Atlántico, desde el Puerto de Santander hasta Veracruz, a donde llega a finales
de agosto de 1923 a los 13 años de edad.
Allí se encuentra con un país convulso y en revolución. Pero los emprendedores son capaces de adaptarse a las más hostiles circunstancias y convertirlas en oportunidades.
Allí se encuentra con un país convulso y en revolución. Pero los emprendedores son capaces de adaptarse a las más hostiles circunstancias y convertirlas en oportunidades.
Inicia su actividad profesional en la
localidad mexicana de San Miguel Allende, en una casa comercializadora de
productos agrícolas donde va adquiriendo un conocimiento y destreza en el comercio
y todas sus variables, lo que unido a su admirable capacidad de trabajo y a su
afán por ahorrar los modestos frutos de su trabajo, le permite emprender su
propio negocio de granos.
En 1937, a los 14 años de su desembarco en
México, Nemesio Díez funda su primera empresa, Casa Díez, S.A. en el Distrito
Federal de México. Su capacidad por desarrollar un estilo muy particular en el
negocio de la distribución y su acierto en el desarrollo de un negocio
comercial próspero llama la atención de la Cervecería Modelo, y su entonces
propietario, don Pablo Díez Fernández, otro leonés sin parentesco con don
Nemesio, le ofrece asociarse con la empresa para hacerse cargo de alguna
concesión de la cervecera en México.
Mientras, Nemesio Díez había tenido que
diversificar su negocio de comercio de grano hacia el comercio de curtientes,
todo ello debido a los controles al comercio de grano y la nacionalización de
gran parte de ese negocio por parte del Estado Mexicano desde el inicio de la
Segunda Guerra Mundial.
·
GRUPO MODELO
Finalmente, Nemesio aceptó en 1945 hacerse
cargo de la concesión del Grupo Modelo en Toluca. Desde entonces, nuestro
protagonista cambió por completo la política comercial de la compañía, fue
capaz de fortalecer su fuerza de ventas, de afiliar al consumidor mexicano a
esa cerveza, de acercar el producto con nuevos métodos innovadores de venta.
La legendaria Caravana Corona, éxito
mundial en la presentación de un producto en todos los lugares de México, y que
perduró más de 25 años (desde 1956 a 1982), consiguió de la mano de don Nemesio
impulsar el producto y ganar cuota de mercado a través de una audaz campaña de
promoción en la que fomentaba la presencia de artistas de distintos linajes, y
ofrecía estos espectáculos a todo tipo de públicos a precios populares.
Todo el trabajo de don Nemesio fue
generando cada vez más confianza en el propio Pablo Díez, el cual le fue
cediendo cada vez más influencia en el Grupo Modelo.
Nemesio fue un emprendedor adelantado a su
tiempo, desarrolló e innovó con nuevas estrategias comerciales y su trabajo
permitió un incremento de la cuota de mercado nacional de un 29% en el año 50 a
un 55% al final del pasado siglo,convirtiendo al Grupo Modelo en la primera
cervecera del país y en una de las 5 más importantes del mundo.
Su empeño y dedicación llevaron a D.
Nemesio en 1949 a ocupar la Gerencia de Ventas y posteriormente a la
Vicepresidencia y a la Dirección General de Ventas del Grupo Modelo. En Grupo
Modelo, don Nemesio creó nuevas distribuidoras y llegó a crear 25.000 empleos en toda la República
Mexicana. Este logro fue la pauta para que se convirtiera en un ejemplo en el
mundo empresarial mexicano.
Fue consejero propietario de las
siguientes empresas: Grupo Modelo, Diblo, Cervecería Modelo, Cervecería Modelo
de Guadalajara, Cervecería Modelo de Torreón, Cervecería del Pacífico,
Cervecería Modelo del Noroeste, Cervecería Yucatera, Cervecería del Trópico,
Cervecería de Zacatecas, Cervezas y Maltas, Inamex Cerveza y Malta, Diblo
Corporativo, Dimova, Promotora Portilla, Grupo Dimo, Grupo Nevadi Internacional
y Fundación Díez Morodo.
Su obra tiene un dignísimo sucesor. Su
hijo, el Licenciado don Valentín Díez Morodo, el cual ha absorbido las
enseñanzas de su padre y se ha convertido en uno de los empresarios líderes y
referentes en México. Hereda de su padre el incuestionable vínculo que tiene
con este país, y especialmente con Castilla y León.
Don Valentín siempre está presente cuando
se le pide ayuda en cuestiones de importancia o interés general para las
relaciones económicas entre Castilla y León y México. Así nos lo viene demostrado año tras
año, y a su generosidad a la hora de defender los intereses de empresas de
Castilla y León con capital mexicano, le debemos una enorme gratitud.
Don Valentín fue capaz de hacer más grande
la obra de su padre y dotó al Grupo Modelo de la asombrosa dimensión
internacional que hoy tiene.
La labor de esta saga de empresarios y la obra de don Nemesio Díez debe ser enseñada, recordada y valorada a todos y cada uno de los futuros emprendedores de nuestra tierra.
La labor de esta saga de empresarios y la obra de don Nemesio Díez debe ser enseñada, recordada y valorada a todos y cada uno de los futuros emprendedores de nuestra tierra.
“Mientras viva
trabajaré. Mientras lo haga, lo haré como el primer día”, sentenció Nemesio Díez Riega.
La principal afición de Diez fue su equipo de fútbol, el
Toluca, del que fue presidente, y cuyo estadio lleva su nombre.
Don Nemesio dejó constancia de afecto y
agradecimiento por su Toluca en obras filantrópicas, educativas y de salud,
adicionalmente al impulso empresarial, urbanístico y social
·
CLUB DEPORTIVO
TOLUCA
Sin olvidar su pasión por el fútbol,
que le llevó a ser el presidente y mecenas del equipo de fútbol de la ciudad,
el Toluca conocidos como los Diablos Rojos. Bajo su mandato llegó a ganar 6 de
las 10 ligas que tiene en sus vitrinas. El estadio de Toluca lleva su nombre
·
CUALIDADES
DE ÉXITO
Empeño,
trabajo, constancia, creatividad y talento
Como prueba de una de estas características, la creatividad,
explicó su hijo una de las iniciativas más recordadas en México: La Caravana
Corona (la cerveza Coronita es el producto estrella del Grupo Modelo).
"Era una caravana artística, por la que pasaron gente muy importante como
una mujer que fue esposa de un presidente de Mexico, y que iba recorriendo las
ciudades como publicidad de las empresas, fue un éxito, hasta tal punto que
cuando le pidió permiso a la citada esposa del presidente para citarla e
incluir sus fotos me contestó que estaba muy orgullosa de haber estado en la
Caravana".
·
QUE APRENDER DE ÉL
Constancia en el trabajo, visión empresarial, implicación
social
·
FRASES
QUE LO DEFINEN
“Mientras viva trabajaré. Mientras lo haga, lo haré como el primer día”, sentenció Nemesio Díez Riega.
Por Itziar LLama de la Vega
Por Itziar LLama de la Vega
EMPRESARIOS
FILÁNTROPOS
El presidente del fabricante de la cerveza mexicana fallecido este verano,
Antonino Fernández, se ha desvivido por su pequeño pueblo, que ahora está
pendiente de la generosidad de su herencia
Un
pueblo casi nunca es demasiado pequeño como para no tener bar, pero sí puede
sorprender llegar a Cerezales del Condado, provincia de León, 29 vecinos en
invierno, y encontrarse con que éste se llama “Cantina” y exhibe un flamante
cartel de Coronita, la cerveza mexicana. Si uno sabe el porqué no se sorprende,
pero la verdad es que se trata de una historia poco conocida: el presidente
durante tres décadas del fabricante de Coronita, fallecido este verano con 98
años, era de este pueblo, un inmigrante leonés que se fue a México en 1949.
Antonino Fernández falleció el pasado 31 de agosto en México DF con su pueblo en el
corazón, y solo hay que pasarse por Cerezales, a media hora de la capital
leonesa, para comprobarlo.
No es
exagerado decir que Fernández se ha encargado de mantener personalmente su
pueblo, aunque estuviera a más de 8.000 kilómetros dedicado a sus negocios: le
ha puesto una red de tuberías nuevas, con dos depósitos y captaciones que
permitieron abastecer de agua a todos los vecinos, pues en 2006 algunos aún no
la tenían asegurada; ha arreglado el cementerio y su carretera; ha urbanizado
la plaza; ha restaurado la iglesia y la ermita… Maximino Sánchez, el dueño del
bar, o cantina, enumera sus logros y los conoce bien, porque es el presidente
de la junta vecinal: “Si no fuera por él este pueblo no sé cómo estaría, porque
no tenemos un duro
En
todo caso, el amor de este indiano de Cerezales por su tierra habla por sí
solo. Esta aldea modesta atesora también desde 2008 un centro cultural y de
arte contemporáneo, la Fundación Cerezales, un proyecto de Fernández,
y están construyendo otra sede todavía más grande, que se inaugurará en
primavera. Obra de los arquitectos Alejandro Zaera Polo y Maider Llaguno, será
una especie de pequeño Guggenheim rural de madera, con forma de granero, entre
chopos, nogales y nidos de cigüeña. Dos matrimonios mayores, vecinos del pueblo
que ahora viven fuera, recogían nueces el miércoles justo enfrente. Llenaron
tres cestos, pero de peras y manzanas este año, nada. “A Don Antonino lo queremos
muchísimo, por supuesto, por todo lo que ha hecho por el pueblo. Muchos tienen
dinero y se lo guardan, pero él no, era muy buena persona”, cuenta Maruja.
La Fundación Cerezales, presidida por su sobrina María Rosa Juárez, ha expuesto obras de Serra y Chillida, fotografías de Cristina García Rodero y Chema Madoz, y en total organizó 110 actividades el año pasado. Atrajo a este rincón de León a más de 10.000 personas. Montan conciertos de jazz en la plaza en verano y de música clásica en las iglesias de la comarca, talleres para niños, conferencias. Un milagro en medio de los páramos del río Porma y el Curueño. La razón hay que buscarla casi un siglo atrás, cuando Fernández tuvo que dejar el colegio con 14 años, contra su voluntad, porque su familia no se lo podía permitir y necesitaba que ayudara en el campo. “Por eso, su mayor deseo era reabrir las antiguas escuelas del pueblo, que cerraron en los años cincuenta, para poder dar la educación que él solo pudo disfrutar en parte. El problema es que ahora ya no hay niños en el pueblo y entonces tuvo la idea de una fundación que realizara actividades culturales”, explica Lucía Alaejos, portavoz de la entidad. Este año, otro milagro: ha llegado una familia con dos niños, una excepción en la despoblación imparable de la zona. Solo queda gente mayor.
Don Antonino, como se le conoce por aquí, es un ejemplo de libro de los llamados indianos. Nacido en la pobreza en 1917, hizo fortuna en México al convertir a la empresa Modelo, fabricante de la cerveza Corona, en una de las líderes mundiales del sector, y nunca se olvidó de sus orígenes. Pero ni se ha levantado una mansión, ni ha plantado palmeras, ni ha aspirado a ser marqués. La casa familiar es la misma, decentemente arreglada, aunque ahora la antigua calle Real lleva su nombre. Tratándose de España, es reconfortante no encontrar ni rastro de envidias o alguien que hable mal de él. Es un caso amable de filántropo que quiere a su gente y es querido. “Era una persona excelente, muy tranquila, venía todos los veranos. Se tiraba dos meses por aquí, asistía a los aluches –los combates de lucha leonesa–, que le gustaban mucho, y hablaba con todos sin darse mayor importancia, intentaba ayudar a la gente”, relata Manuel Ferreras, alcalde de Vegas del Condado, cabeza del municipio que engloba a Cerezales y otras doce localidades.
La
labor filantrópica de Fernández, profundamente católico, tiene otro pueblo de
referencia, La Virgen del Camino, muy cerca de Léon, donde se halla el
santuario del mismo nombre. Pablo Díez ya financió la construcción de la
moderna basílica en 1961, con esculturas de Subirachs, y Fernández ha
continuado el mecenazgo. En el antiguo seminario de los dominicos, puso en pie
en 2002 la empresa de servicios Soltra, que hoy da
trabajo a 300 personas, el 93% discapacitados. “Ha tenido una relación especial
con ellos, y ellos sentían esa cercanía, se ve cuando es auténtica. Hasta que
estaba ya muy mayor venía todos los años, y transmitía una gran
cercanía", dice José Antonio Idoeta, gerente de la compañía. Soltra
tiene divisiones de marketing y gestiones administrativas, servicios de
limpieza y jardinería, entre otros, y otra industrial de automoción y energía
eólica. Idoeta tiene un recuerdo bien grabado de Fernández de sus encuentros:
"No se preocupaba de lo material, sino de lo sentimental, sus valores no
eran los habituales en un empresario”.
La
fortuna y la generosidad de Fernández han vuelto a ser noticia esta semana en
León, donde es un personaje muy conocido. La prensa local ha aventurado que ha
repartido como herencia entre sus numerosos familiares de la provincia cerca de
200 millones de euros, según El Diario de León. Don Antonino no tuvo hijos,
pero era de una familia de trece hermanos y cuenta con multitud de sobrinos. En
Léon se ha cotilleado mucho, claro, como si hubiera caído el Gordo. Su familia
no quiere comentar el tema.
La Fundación Cerezales, presidida por su sobrina María Rosa Juárez, ha expuesto obras de Serra y Chillida, fotografías de Cristina García Rodero y Chema Madoz, y en total organizó 110 actividades el año pasado. Atrajo a este rincón de León a más de 10.000 personas. Montan conciertos de jazz en la plaza en verano y de música clásica en las iglesias de la comarca, talleres para niños, conferencias. Un milagro en medio de los páramos del río Porma y el Curueño. La razón hay que buscarla casi un siglo atrás, cuando Fernández tuvo que dejar el colegio con 14 años, contra su voluntad, porque su familia no se lo podía permitir y necesitaba que ayudara en el campo. “Por eso, su mayor deseo era reabrir las antiguas escuelas del pueblo, que cerraron en los años cincuenta, para poder dar la educación que él solo pudo disfrutar en parte. El problema es que ahora ya no hay niños en el pueblo y entonces tuvo la idea de una fundación que realizara actividades culturales”, explica Lucía Alaejos, portavoz de la entidad. Este año, otro milagro: ha llegado una familia con dos niños, una excepción en la despoblación imparable de la zona. Solo queda gente mayor.
Don Antonino, como se le conoce por aquí, es un ejemplo de libro de los llamados indianos. Nacido en la pobreza en 1917, hizo fortuna en México al convertir a la empresa Modelo, fabricante de la cerveza Corona, en una de las líderes mundiales del sector, y nunca se olvidó de sus orígenes. Pero ni se ha levantado una mansión, ni ha plantado palmeras, ni ha aspirado a ser marqués. La casa familiar es la misma, decentemente arreglada, aunque ahora la antigua calle Real lleva su nombre. Tratándose de España, es reconfortante no encontrar ni rastro de envidias o alguien que hable mal de él. Es un caso amable de filántropo que quiere a su gente y es querido. “Era una persona excelente, muy tranquila, venía todos los veranos. Se tiraba dos meses por aquí, asistía a los aluches –los combates de lucha leonesa–, que le gustaban mucho, y hablaba con todos sin darse mayor importancia, intentaba ayudar a la gente”, relata Manuel Ferreras, alcalde de Vegas del Condado, cabeza del municipio que engloba a Cerezales y otras doce localidades.
Antonino
Fernández sabía lo que era sufrir. Le tocó hacer la mili con 19 años justo
cuando empezó la Guerra Civil, y se la hizo entera. En la batalla de Teruel, de
los 900 de su compañía quedaron él y otros seis. En la posguerra consiguió
empleo de policía municipal en León, hasta que se casó con Cinia González, de
la más famosa familia indiana de la comarca, los llamados mexicanos de
Vegaquemada. Su tío era Pablo Díez, uno de los fundadores de la Modelo en 1922,
y se fueron para México a probar suerte en la empresa familiar. Fernández
empezó desde abajo, y acabó de presidente en 1972, cuando murió Díez. Fue el
artífice de la modernización de la compañía y su salto al mercado mundial, una
aventura en la que llegó a sufrir un secuestro en 1977 durante el que le
pegaron un tiro en una pierna. La empresa fue
finalmente comprada en 2013 por la multinacional belga InBev Anheuser-Busch,
líder del sector, por 15.400 millones de euros.
Comentarios
Publicar un comentario