Hasta el envase es importante en nuestro producto: el caso de DONUTS
Parece que la tan renombrada innovación no siempre es buena. El grupo Panrico, que
unificó en 1999 varias empresas familiares, se embarcó en 2005 en una aventura financiera que –al igual que el cambio de embalaje de su producto estrella, el Donuts– no dio los buenos resultados esperados. En ese año, la empresa, que hasta entonces había sido gestionada con criterios que rigen habitualmente una empresa familiar, como la ausencia de deuda, se vendió a un fondo de capital riesgo, Apax Partners. La transacción se produjo por unos 900 millones de euros, el doble de lo que facturaba al año.
El capital aportado por este fondo se realizó a través de créditos que supusieron una importante deuda financiera para la compañía. Esto les llevó a perder casi 600 millones un año después. En 2010, el fondo británico se retiró de la sociedad y negoció una reestructuración de la deuda con la entrada al accionariado de los bancos acreedores. Finalmente, en 2011, otro fondo, Oaktree, se hizo con el control de más del 80% de las acciones. Y el pasado 25 de junio de 2013, Panrico anunció que estos accionistas mayoritarios adquirían el 100% de la compañía.
Este acuerdo sirvió para eliminar la deuda de la empresa, dando un paso claro hacia la vuelta a una forma de gestión más saneada que convirtió a Panrico en un imperio.
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Un agujero que ha alimentado a varias generaciones
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- Buenas prácticas y decisiones de esta empresa
- Malas prácticas y decisiones de esta empresa
.....Igual resultó tarde
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